Christian Silva Castillo
Redacción: ExpRojo
Capturado! Lea el reporte de I.C.E.
Suspect in decade-old kidnapping and murder turned over to Mexican law enforcement
Christian Silva Castillo fue secuestrado y brutalmente asesinado en diciembre de 1998, en su natal Salamanca, México.
Desde el primer día de su desaparición, su familia no da tregua a su reclamo de justicia. Su madre, Rosa Ma. Castillo no puede esconder su frustración y profunda tristeza al aproximarse un aniversario más del crimen. Ella, entre sollozos y frases entrecortadas, exige justicia por el asesinato de su hijo, mientras se prepara a ofrecerle un nuevo rosario a la Virgen de Guadalupe como lo hace cada año en memoria de Christian. “Esa mañana del 11 de diciembre de 1998, un día después de su desaparición, recibimos un llamado donde nos informaron que Christian estaba secuestrado y nos pidieron un rescate. Dijeron que volverían a comunicarse y eso nunca sucedió” recuerda con detalle Rosa. ” Nunca perdí las esperanzas de volver a ver a mi hijo pero nunca imagine que sería muerto”.
Su frustración se alimenta con inesperadas noticias. Hace tiempo que fue liberado uno de los sospechosos del secuestro de Christian que había sido deportado a México desde Estados Unidos.
Juan Antonio Cruz Carmona, de 30 años, fue deportado a México como resultado de una orden de captura que pesaba en su contra por el secuestro y homicidio de Christian pero meses después fue liberado debido a que el caso en su contra prescribió -de acuerdo a las leyes mexicanas- ya que el sospechoso era menor de edad cuando se cometió el crimen.
Al desconcierto se suma Arturo Silva, padre de Christian, quien no se explica por qué motivo uno de los dos, hasta hace poco tiempo, fugitivos de la justicia mexicana, goza de plena libertad. “A Cruz Carmona lo ubicamos nosotros, nosotros le avisamos a la policía donde estaba, donde se ocultaba. Estaba con su la familia en Riverside, California. Este joven reside en Estados Unidos desde hace muchos años y cuando ya estaba tras las rejas simple y sencillamente fue liberado. Sin darnos mayor explicación. Ni siquiera nos avisaron que ya está libre. Nosotros nos enteramos por vecinos”, afirma.
Salamanca perdió la tranquilidad
De acuerdo al acta oficial: Christian pidió permiso a sus padres para ir a la feria del pueblo alrededor de las 8 de la noche del 10 de diciembre de 1998. A las 5 de la mañana del día siguiente recibieron una llamada de una persona del sexo masculino como de unos 16 o 18 años que dijo: “tenemos a su hijo secuestrado quiero 600.000 pesos no le avise a nadie porque se muere”.
El cuerpo de Christian fue localizado veinte días después en un canal de riego aledaño a una carretera y en avanzado estado de descomposición. Estaba amordazado y amarrado de pies y manos. El cadáver fue identificado por los familiares por la cicatriz que tenía de una operación de apéndice.
El pequeño pueblo de Salamanca perdió entonces la tranquilidad que lo caracterizaba tras conocerse el descubrimiento del cuerpo semi-devorado por los perros y con rastros visibles de tortura.
La autopsia reveló que el cadáver mostraba fractura de cráneo en la región temporal izquierda y occipital y la causa de la muerte de Christian fue traumatismo craneoencefálico. La fecha de su muerte habría sido alrededor del día 17 de diciembre, es decir siete días después del secuestro.
Christian Silva Castro tenía 18 años de edad y era estudiante de la escuela preparatoria de Salamanca. Sus amigos y familiares lo recuerdan como un joven alegre y bueno. Ha pasado más una década y la sombra del secuestro y el asesinato de este joven aún perdura en la pequeña ciudad de Salamanca, ubicada dentro del estado mexicano de Guanajuato, en el centro del país.
“Ellos querían dinero pensaban que teníamos mucho pero no era así. Somos gente trabajadora pero hicimos todo lo que estaba en nosotros para recuperar a mi hijo” comenta Rosa. “Lo recuerdo todos los días de mi vida. Era alegre, le gustaba tanto la música, cantaba tan bonito y quería ir a la escuela Naval de México. Era un muchacho sano y bueno, todos mis hijos lo son pero él era el menor “, comenta Rosa, quien desde hace años no concilia el sueño.
“La muerte de Christian afectó a toda la familia pero a mí me golpeó como a nadie. He visitado siquiatras y sicólogos. Yo no encuentro la calma. Al menos quisiera ver a todos los responsables de la muerte de mi hijo en la cárcel para que no le hagan lo mismo a otros jóvenes como Christian”, admite.
La familia ha tomado la investigación en sus manos
Rosa recuerda claramente lo que las autoridades dijeron en su momento: “ellos llegaron a declarar que se trataba de un auto secuestro y que mi hijo estaba metido en malos pasos ya que en Salamanca no había pasado algo parecido desde hacía 38 años. Como se podría decir algo así sobre un crimen tan feroz”, afirma visiblemente molesta.
Ante la tristeza y la impotencia Rosa se armó de valor y emprendió una difícil tarea en busca de justicia investigando, por cuenta propia, quienes y qué motivos tuvieron los captores y verdugos de su hijo.
En su peregrinar en busca de respuestas Rosa tocó puertas, se entrevistó con autoridades, cuestionó a los amigos, a las madres y otras mujeres del pueblo y de esa forma fue atando cabos. Surgieron nombres. Aparecieron uno a uno los involucrados y responsables. Incluso, ante la presión de la familia algunos fueron detenidos en México pero por falta de pruebas fueron liberados.
Los autores materiales del crimen resultaron ser cuatro de sus amigos cercanos.
“Debimos de involucrarnos en la investigación desde un principio porque no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Queremos justicia completa”. Rosa, su esposo Arturo, y el resto de sus hijos, proporcionaron pruebas, contactos, números telefónicos, testimonios y direcciones de los cuatro acusados a las autoridades responsables de la investigación.
En el 2006 Juan Ríos Gaona, alias “La Momia” fue capturado por las autoridades locales y recibió auto de formal prisión. Al principio, este sujeto negó su participación en el secuestro y homicida de Christian aunque después reveló y confirmó los nombres de sus cómplices. Nombres que la familia conocía hacia años atrás.
En noviembre del 2007 cayó el segundo acusado Carlos Caballero Cristerna, quien se refugiaba en la ciudad estadounidense de Laredo, Texas y gracias a las gestiones de las autoridades mexicanas y la fiscalía se logró su extradición. Este hombre confirmó los nombres de cada uno de los participantes en el crimen.
Y hasta hace poco tiempo aun estaban prófugos Miguel Ángel Moreno Arredondo y Juan Antonio Cruz Carmona. Incluso, surgió el nombre de un tercero Christian Daniel García, del cual solo se conoce un retrato hablado. Este sujeto fue identificado positivamente por su novia en relación al crimen.
“La justicia no puede ser completa si todavía algunos de los asesinos de mi hijo están libres y no pasa nada. Ya hemos averiguado con familia y amigos en Salamanca que ellos huyeron a Estados Unidos y se ocultan como indocumentados en California” asegura Rosa en entrevista con Expediente Rojo.
Rosa viaja constantemente a Estados Unidos en busca de información que la ha llevado a conocer el paradero de los jóvenes. Ella y su familia presionaron a las autoridades mexicanas a expedir las órdenes de aprehensión contra los dos sujetos. La orden que estaría aun pendiente contra Miguel Ángel Moreno Arredondo, ha concluido y la familia desconoce las causas de dicha decisión.
Según expertos en el tema, el secuestro en México no cede en gran medida porque los responsables aunque son identificados no se les detiene por falta de pruebas, porque reciben protección institucional, porque sus casos prescriben por la edad o por el tiempo transcurrido, o bien porque desde el interior de los penales estos dirigen sus fechorías.
Si usted tiene información sobre el caso del secuestro y asesinato de Christian Silva Castro comuníquese con las autoridades mexicanas o con su representación consular si esta en el extranjero. Y si desea hacerlo de forma anónima a Denuncie Sin Miedo a través de Expediente Rojo.